Templo de Santa Bárbara y de La Santísima Cruz
La primera capilla se construyó en 1.765, la cual fue modificada en 1.778 para cumplir con los requisitos que exigía la diócesis de Santa Marta y la ley Municipal Española, para poder acceder a la categoría de parroquia, recordando que por el poco número de vecinos se erigieron los Llanos de la Cruz en Economía Perpetua. Esta capilla estaba paramentada en lo poco por los dueños de las haciendas por su mismo fervor religioso.
En 1.775, el obispo de Santa Marta, nombra como mayordomo de construcción del templo a Don Manuel Gonzáles Baca, hombre integro, de recto proceder, con un gran celo cristiano, una inmensa devoción por la virgen del Carmen y generosa fortuna.
Esto despertó la envidia del vecindario y comenzaron las habladurías. Don Manuel, consagrado a su menester, mandó traer del Ecuador una hermosa imagen Quiteña de la virgen del Carmen, para donarla a la capilla una vez terminada. Mientras tanto era reverenciada en el oratorio de una de sus estancias.
Los comentarios mal intencionados llegaron a oídos del mayordomo, causando tal disgusto que este renuncia a su trabajo. El Obispo conociendo de su rectitud, no le acepta la renuncia y Don Manuel continuó su labor.
Pero la lengua de los vecinos de los Llanos de la Cruz, no se estuvo quieta, lo que encolerizó de tal manera a Don Manuel, que no sólo dejo definitivamente su tarea como mayordomo de fabrica de iglesia, sino que solicitó al señor Obispo Francisco Navarro y Acevedo permiso para trasladar definitivamente la imagen de la Virgen del Carmen a la iglesia mayor de la ciudad de Ocaña en la década de 1.880.
Para el 5 de septiembre de 1.807, cuando fueron eregidos los Llanos de la cruz, en parroquia, se conocía muy poco de los objetos litúrgicos que tenía la iglesia, solo se sabía de un copón de plata con peso de 1 libra que pertenecía a Pedro José Maldonado (hermano de Doña Ana María y Josefa de la Encarnación donantes de los terrenos para edificar la población), sacerdote ilustre que poseía una gran fortuna representada en ganados, tierras y la capellanía que comprendía toda la extensa llanura, valorada para la época en $2.250 pesos oro.
A partir del nombramiento en propiedad de Don José María Fernández Carvajalino como párroco, el templo fue adquiriendo una serie de ornamentos y reliquias, donados por los hacendados, autoridades y la diócesis.
Fue pasando uno y otro mayordomo de fábrica de iglesia, manejando una serie de recursos, como consta en los libros de actas de los padres de familia y la junta encargada de levantar el nuevo templo.
El 28 de abril de 1.839, es nombrado párroco el Dr., Lorenzo Franza (el de la maldición), a quien se le entregó el primer censo de los bienes de la parroquia, especificando cada uno de ellos y los documentos que los resguardaban.
El segundo censo se realizo el 3 de septiembre de 1.844 dentro del cual figuran 12 documentos entre libros de actas, de entradas y salidas de dinero, el libro que contenía la ley y decreto de fábrica, uno de licencias para vender tierras, ganados y alhajas y otros de menor importancia.
Dentro de los objetos de valor histórico y económico más llamativos estaban las alhajas de la patrona Santa Bárbara y la Inmaculada Concepción.
ALAHAS DE ORO Y PLATA.
1. Una custodia de dos tercios de vara de alto de oro y plata y piedras preciosas a saber: cuatro esmeraldas grandes ,doce medianas y veinte pequeñas, otras piedras grandes coloradas, dos azules y dos verdes, seis coloradas más pequeñas y una blanca que no se han valuado por no conocerse y la custodia valorada en $100.
2. Dos cálices de plata, dos patenas, dos cucharitas y una salvilla todo de plata con un platico de las salvillas y dos campanitas con peso de cincuenta y cuatro onzas.
3. Un pisis dorado con tapa.
4. Otro con su tapa llamado copón con pesos dieciséis onzas.
5. Dos coronas imperiales de plata de nuestra señora de la concepción.
6. Tres diademas de plata, una torrecita, un gajo de plata pertenecientes a Santa Bárbara.
7. Una tachuela, una maseta con una cucharita, dos llaves del sagrario de plata con peso de cuarenta onzas.
8. Un incensario, un hisopo, un jarrito de plata con que se bautiza con peso de cuarenta onzas.
9. Seis candeleros de plata con peso de setenta y ocho onzas.
10. La cruz alta y dos ciriales de plata con peso de doscientas doce onzas.
11. La cruz del guión de plata con cinco onzas.
12. Tres ampolletas, una palma, los ojos y dos milagros de santa lucia todo de plata con peso de siete onzas.
13. Las potencias, tres clavos y corona del Santo Cristo de plata con peso de dieciocho onzas.
ALAHAS DE ORO DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
1. Un rosario de oro con ochenta y dos cuentas encadenado con crucero y tres estampas.
2. Tres pares de panderetas de oro.
3. Un par de zarcillos de oro.
4. Una estampa de oro con la Pura y Limpia Concepción.
5. Seis sortijas pequeñas.
6. Un par de manillas de oro con cincuenta y nueve cuentas de oro.
7. Dos cadenas de oro con vara y tercio cada una.
PRENDAS DE SANTA BÁRBARA
1. Dos pares de zarcillos unos de oro y los otros de piedra amarilla.
2. Un relicario con una dolorosa.
3. Un crucerito de oro.
4. Siete sortijas, seis de oro y una de plata con piedras y las de oro.
5. Cinco con piedras y una de plancha.
6. Una imagen de María Nuestra Señora de oro.
7. Un par de zarcillos de filigrana con piedra roja.
8. Un par de manillas con treinta cuentas la una y veinte y nueve la otra.
9. Una imagen de oro de María Señora Nuestra con dieciséis cuentas y una grande.
10. Una gargantilla con ochenta y cinco cuentas de oro y una grande con estampa de la Inmaculada Concepción.
11. Un hilo de cuentas de oro con ciento trece cuentas entreveradas con cuentas verdes.
12. Una cruz de lasos de filigrana.
13. Un relicario de filigrana con San Antonio por un lado y San José por el otro.
Todas estas prendas de Santa Bárbara y La Concepción se pesaron ante la junta directiva dando veinte onzas entre oro, vidrios y piedras valuadas en $300.
También figura otra serie de elementos como casullas, hijuelas, ropa blanca, albas corporales, frontales, palios, palias, purificadores, cíngulos, toallas, velos, manteles,, sobrepellices, mangas de la cruz, estandartes, vestidos de los santos, cuadros e imágenes, espejos y guardabrisas.
Otros objetos de la iglesia destacables eran: un órgano, dos campanas grandes de la torre, dos confesionarios, el púlpito, el sagrario, el altar mayor de madera dorada, cuatro piedras de ara, la capilla de ánimas con dos campanas, la iglesia parroquial con su sacristía, corredor, baptisterio y coro, igualmente se menciona el cementerio que figura en estado de maltrato.
La iglesia conservó su estructura intacta hasta el año 1.876, cuando se empezó la reconstrucción del actual templo. De esa época llamó mucho la atención una viga de las que quitaron del armaje del techo, la cual tenía el siguiente letrero: “Juan Pérez Casadiegos, sacristán mayor – 26 de julio de 1.660. Hoy hace 80 años que se dijo aquí la primera misa”. Esto nos demuestra que la iglesia siempre ha conservado el mismo sitio que determinaron los encomenderos.
El primer reporte grafico de nuestro Municipio, data del 30 de julio de 1.887, realizado por el pintor Ocañero Eusebio Posada, en tres acuarelas: calle real, plaza de Bolívar y plaza mayor de la Cruz Dentro de esta última se puede observar que ya están levantados las tres naves, con su respectiva fachada hasta el primer dintel y el corredor que da a la casa cural. No figuran siquiera cimientos de la torre y la casa parroquial.
122 años duraron recolectando lo suficiente para poder terminar el templo. Durante largas décadas, los campesinos de la región purgaron y lavaron el peso de sus pecados a través de aquellas penitencias impuestas por sus confesores, donde tenían que ir a pisar barro y hacer tejas. Los duros sermones de la misa mañanera los domingos, hacían que una vez terminada la eucaristía, las gentes se convertían no solo en audaces alfareros, sino, en cargadores de su propio trabajo trayendo a hombro desde el otro lado del río entre 5 y 10 tejas hasta la parroquia. De ese trajinar que involucró el acontecer de un pueblo, quedaron huellas que aún se conservan.
La vereda la Teja, fue el sitio donde se elaboró toda la cubierta del templo, de allí tomó su nombre.
Diseño y dirección del arquitecto Napolitano Rafael Carmelano, la tenacidad y buen juicio de los sacerdotes de turno el empuje y visión en su última etapa del padre Venancio Arévalo y Alberto Jaime; el aporte material, económico y humano de un pueblo, hicieron posible levantar la mejor y más bella construcción de toda la región.
Conserva dos valiosas imágenes de corte español, talladas en madera, únicas en su género: Santa Bárbara y el Santo Sepulcro.
En el año 1.973 se renovó todo su mobiliario, donde se despliega el más fino arte de la ebanistería actual.
La torre, era un tercio más baja, distorsionando un poco por lo monumental del resto de la construcción, esto llevó a que Don Zoilo Peñaranda, financiara maestros y materiales para darle la estructura y altura que conocemos hoy.
Una vez terminados los trabajos de la iglesia, se comenzó una nueva tarea para recolectar los fondos para construir la casa cural. El apego a los ministerios religiosos de nuestros habitantes, desbordó en donativos las expectativas del padre Alberto Jaime, encargado de levantar la nueva obra.
Vacas, mulas y bueyes, entregados a esta causa por los vecinos se rifaban para aumentar los fondos.
Se conservó la arquitectura del templo, en los corredores y patios internos de la casa cural.
Una mala interpretación del Concilio Vaticano Segundo, hizo que algunos elementos decorativos de la fachada del templo fueran destruidos y otros como el reloj y alguna de las campanas de cuya historia hablaremos más adelante, se marcharon en compañía de muchos santos.
Mediante Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2.003, la Gobernación de Norte de Santander declaró como bienes de Interés Cultural de carácter Departamental, el templo parroquial Santa Bárbara junto con la Casa Cural y la Plaza y/o parque principal.
imagenes de la iglesia en la antiguedad
imagenes de la iglesia en la antiguedad
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